jueves, 16 de junio de 2011

reportaje

MENORES DE EDAD HABRIAN SIDO VIOLADAS

Dos niñas rompen el silencio al confesar que fueron violadas por sus propios hermanos.

 Ambos casos fueron denunciados en esta ciudad e investigados por la fiscalía, el hecho ocurrió en una comunidad aledaña al centro cantonal.
Al ser examinadas las menores por el medico policial de turno, este determino que “las menores habían tenido acceso carnal”.

Las menores que fueron víctimas de sus hermanos, quienes habrían abusado contra natura cuando se quedaban cuidándolas, debido a que los progenitores salían a ganarse la vida en trabajos agrícolas.

Las pequeñas no pudieron más y confesaron sus calvarios, pusieron en conocimiento de las autoridades policiales.

Los supuestos autores de los abusos se encuentran en prisión en la cárcel de Azogues.

´´Haremos todas las investigaciones pertinentes, para que sean acusados en los juzgados. Tenemos como prueba principal el dictamen médico legal que establece que las menores fueron abusadas sexualmente contranatura´´, informo el fiscal distral  Romeo Garate.

Las niñas están siendo atendidas  por la psicóloga Mónica Pesantez  psicóloga de la DINAPEN
Informa que las niñas se encuentran en shock pues es muy alto del grado de psíquico de las víctimas.
 Lo tomaran como un asunto incomprendido que ciertamente recordaran desde su inocencia toda su vida (algo asi como que: "me han violado yo siendo tan indefensa"). Pues para sus confesiones utilizo medios como hacerlas jugar con muñecos ya que los niños suelen imaginar o mentir.

La madre de las niñas y de los delincuentes se encuentra devastada por lo sucedido y no logra entender como sus hijos se aprovecharon de sus propias hermanas, pues dice que sus hijas se encontraban llorando reclamándole por que no estaba cuando ellas las llamaba cuando las violaban.

Las niñas ya están bajo el amparo de las autoridades, en protección de las víctimas y testigos, se señala desde la fiscalía, el nombre de las menores y de los culpables se omiten por cuestiones de investigación.

miércoles, 6 de abril de 2011

Crónica de un día normal
Hoy me cuesta escribir. Me cuesta pero me viene bien, porque asi entretengo la cabeza.

Me levante prontito, al recibir la llamada de un amigo. Que me pidió que saliéramos a pasear para conversar y ver que se hace en esta ciudad.
Cuando caminábamos nos encontramos en la calle con tres chicos podríamos decirlos hippies que se encontraban afuera de la catedral me llamo mucho la atención ya que uno de ellos tenía una bola de cristal que la hacía rodar por su cuello y brazo en fin seguíamos caminando.

Después desayunábamos... lo del desayuno era gracioso porque . Un señor de la tercera edad se acerco y nos empezó a molestar diciéndonos que hacemos un pareja bonita nosotros solo reíamos por que en verdad somos muy buenos amigos.

Desayunábamos y nos íbamos a la universidad. Allí nos estaban esperando dos amigos más. Al encontrarnos con ellos una amiga nos pidió que la acompañemos a la guarderia donde trabaja su mama a ayudarla porque ella tenía una ocupación así que sin pensarlo nos fuimos.

Después de 12 a 12.30 jugábamos un rato con los niños. Este ratito era el mejor, junto con la hora de la comida, porque era cuando de verdad nos relacionamos con los niños.  Para arrancarlos una sonrisa nos pintamos las caras con marcadores e hicimos una obra de caperucita roja fue imprevista pero nos salió genial.

 Jugábamos con los niños... así aprendimos algunas cosas y recordaba cada uno nuestras anécdotas cuando éramos niño.  

Después estábamos con ellos en el comedor y después de que comieran   comimos bien, siempre lo mismo, pero bien: pasta, arroz, guisantes, aguacate, carne.
Así que n os quedamos hasta las 4 que es la hora de salida de ellos llegue a mi casa cansada pero feliz porque me pase muy bien pasaron las horas merendé y como todas las noches vi mi novela acabe de verla y me acosté en mi cama y pensaba en todo lo bien que me pase.

¡¡Qué ganas de volver!! A ese día tan genial.

martes, 5 de abril de 2011

UN SOÑADOR EN EL MUNDO

UN SOÑADOR EN EL MUNDO


Los hippies escuchan rock psicodélico groove y folk contestatario, abrazan la revolución sexual y creen en el amor libre. Algunos participan en activismo radical y en el uso de estupefacientes como la marihuana, y otros alucinógenos con la intención de alcanzar estados alterados de conciencia, en realidad una forma de rebelarse por la homogeneidad de conceptos que ofrece el Sistema. También buscan formas de experiencia poco usuales, como la meditación. Debido a su rechazo al consumismo suelen optar por la simplicidad voluntaria, ya sea por motivaciones hedonistas, espirituales-religiosas, artísticas, políticas, o ecologistas.
Su vida es como un sueño, tiene una mochila desinflada en la que lleva un protector solar, una botella de agua, y una colcha por si le hace falta.
Se llama Maxime Furiga  tiene 23 años y es hippie. Lleva rastas en su cabello por que una amiga le enseño que esas trenzas son un símbolo de conexión con la madre tierra. Es francés pero habla español con acento argentino.
Su historia empieza cuando  un día decide  dejar su país porque quería conocer Sudamérica, así que tomo un velero que le llevo desde España a Trinididad y Tobago. Desde eso hace dos años y medio. Desde allí emprendió su viaje a Venezuela y siguió por el resto de países, hasta que un día llego a Ecuador. Siguió su recorrido por otras tierras, pero el amor lo hizo volver por segunda vez a nuestro país. Llego hace cuatro meses para estar presente en el nacimiento de su hijo ecuatoriano.
Fue cuando recorrió algunas calles de Azogues y busco la mejor se acomodaba a su idea de ganarse la vida. Eligio la Bolívar y Azuay, en el centro de la ciudad. Allí se encuentra haciendo sus malabares y el cómplice semáforo se pone en rojo para obligar a los conductores a ver su espectáculo que aprendió mientras viajaba. Lo realiza a pie descalzo, no le importa el calor del pavimento, parece que la planta del pie se acostumbro y formo un callo. Cuando piensa que su trabajo ha terminado, se pone sus zapatos los compro en Bolivia a USD 1,50. Son unas sandalias hechas completamente de llanta.
El tiene su propia filosofía no le gusta la idea de trabajar, no le gusta esa palabra, así que huye a todo lo que se le parezca. En su vida no hay horarios, por eso su arte lo hace cuando tiene ganas. Puede estar una dos o tres horas en si sitio de presentación. O no ir, si así lo quiere. Su idea es que el mundo esta tan mal hecho que a las personas no les queda más que trabajar todo el día. Quiere escapar de eso cree que el ser humano perdió la vista de las cosas esenciales, por eso el dinero para vivir lo obtiene de su arte, pero no siempre recibe monedas.
A veces le pagan con caramelos. El no se los come, no le gustan los regala, nunca le han obsequiado un pollo y si así fuera quizá correría la misma suerte, es vegetariano.
El prefiere Latinoamérica porque siente que aquí hay más tiempo, los días no se van rápido como en Europa. Y porque la gente es generosa, eso lo constato mientras viajaba e iba a los mercados y la gente le regalaba frutas o verduras. Para el todavía funciona el trueque. Y no siempre opera de la misma manera. A veces cambia artesanías hechas por él y en otras ocasiones, le basta una sonrisa para comer un buen alimento.
Para este hombre no todos los días son iguales. Su vida no tiene horarios, si quiere se levanta más temprano, si quiere más tarde. Si no no tiene ganas de trabajar no lo hace. Si quiere compartir con sus amigos sigue ese camino y punto.
Parece que no le importan las posesiones. Cuando viajaba por Latinoamérica nunca se preocupaba donde iba a dormir. Es de esas persona que piensan que la fe en la vida ayuda a resolver estas cuestiones. Por eso no reflexiona en el futuro. Cuenta que sus padres están felices con la vida que eligió porque consideran que su hijo está haciendo lo que le produce dicha. Hace un mes y medio ellos lo visitaron y le trajeron unos cuantos recuerdos, que incluían un par de camisetas. De lo contrario, era poco probable que Maxime se las comprara, el no cree en el consumismo. Cuando estaba en Francia era aficionado de esas tiendas en las que las personas dejan sus cosas para cambiarlas por otras.